Día ➊➊

 

“Acércate a Dios con plena confianza” 

 

Hebreos 4:16 dice; “Asi que acerquemonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Alli recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudara cuando más la necesitemos”.

¿Existe algo que no le podemos traer a Dios en oración, algún problema, angustia, temor, culpa? ¡No! Todo lo que nos pasa es importante para El.  Nuestras inquietudes, dudas, miedos, inseguridades, alegrías, sueños, proyectos, decisiones, hasta nuestros enojos y frustraciones podemos traerlos a Su Santo Trono. ¡Si así es! Podemos llevar todo lo antes mencionado a ese trono de poder, majestuoso y soberano que irradia de autoridad y al mismo tiempo un inmensurable amor eterna misericordia (Salmo 136:2); al cual nosotros los hijos amados, los que hemos creído y aceptado el sacrificio de Su Hijo Jesucristo (Juan 1:12). Podemos acercarnos con TODA confianza, y confianza plena, confianza consciente, confianza que da paz. Nuestro Señor Jesucristo sufrió todo tipo de situaciones y circunstancias en su tiempo y en este mundo (Hebreos 4:15).  Por lo tanto, él entiende cada sentimiento, emoción y dolor que nos embarga. 

 

Así mismo, como cuando empezamos a limpiar nuestro hogar al abrimos las ventanas, los rayos del sol entran logramos ver como se levantan las pequeñas partículas de polvo. Sin luz nunca las veríamos, aunque ya están ahí; de esa misma forma nuestro corazón queda completamente expuesto a Dios cuando nos acercamos a nuestro Padre en oración. Él ya sabe la palabra antes que salga de nuestra boca (Salmo 139:4), nuestros pensamientos (Salmo 139:1-2) y todo nuestro ser queda revelado pues la luz que le rodea nos alumbra. (Daniel 2:22). 

 

Nada podemos esconder ante Dios, ni siquiera nuestros más secretos deseos; esos que no son dignos, muchos menos los pecados más íntimos, esos que no verbalizamos ni a nosotros mismos por vergüenza y culpa; ni los sentimientos más pobres esos que a veces, aunque luchamos en el corazón siempre produce desasosiego. El todo lo sabe, todo lo ve, todo lo conoce. Pero, Su promesa es que, si al acercarnos a Él en oración y “confesamos nuestras faltas, Él es fiel y justo y nos perdona y nos limpia” (1 Juan 1:9). Nos libera de toda carga y quita toda esa maldad. Estar ante Su presencia nos transforma. Busquemos Su presencia en oración confesión y con confianza. 

 

Lilian Quintanilla.